sábado, 24 de enero de 2015

Cuando la Verdad es Expresada de Mala Manera

Por: Walter D. Poppe Villa.

 

La primera historia se desarrolla así: Son las 19:15 horas y el paciente hace lo posible para llegar a su cita médica en un consultorio particular, un contratiempo lo demoro en su llegada a su cita por quince minutos.  Ya en el consultorio ingresa saludando a la recepcionista, quien no contesta el saludo y directamente lo recrimina por el atraso sucedido. No conforme con esto la recepcionista alega  que no lo atenderán por su retraso, el paciente piensa dentro de sí que es cierto que llego tarde por el contratiempo ocurrido  pero que no era necesario que la persona que lo atendía tenga un trato tan agresivo y mucho menos en un ambiente donde el paga por el servicio. Al final el paciente prefiere ceder y resignarse a ser reprogramado para una nueva cita y a haber ido en vano a dicho consultorio. Sin buscar entrar en una disputa por querer insistir en ser atendido, se retira y despide cortésmente pasando por alto la actitud grosera de quien lo atendía.

Otra historia cuenta lo siguiente: Era un día previo a la fecha de aniversario patrio del país. Por tanto los desfiles son una marca típica en la ciudad. Juanito un niño de aproximadamente 9 años de edad, como muchos niños pertenece a una escuela primaria en la cual el cuadro de honor de los mejores estudiantes desfilan abanderados con una banda como distintivo de ser estudiantes aplicados. Sin embargo Juanito no es un estudiante destacado. Noche antes Juanito comenta en casa que habrá el desfile en la cual su escuela está participando, pero por su edad o por alguna otra razón no menciona el detalle de la restricción. Entonces la mamá lleva al niño al desfile a la mañana siguiente, por su puesto allá en el lugar de la concentración la mamá se entera de dicha restricción pero ella decide que su hijo desfile de todas maneras haciendo caso omiso de la restricción. Pasado el desfile y a los días posteriores, el profesor de su clase reclama a Juanito delante de todos sus compañeros de forma descortés sobre su participación en el desfile, poniendo de esa manera en ridículo a Juanito en presencia de sus compañeros.

Lo común de las dos historias relatadas es que en ambas hubo una verdad la cual fue manifestada de manera inapropiada, es decir con una actitud inapropiada por parte de quienes aparentemente tenían la razón. La recepcionista si bien tenía la verdad de su lado en cuanto al retraso del paciente, ella saco ventaja de esto para maltratar al mismo. Un caso similar vemos cuando el profesor pone en ridículo al niño en su clase y en cuanto a la madre del niño, es evidente que actuó mal.

En este contexto, muchas veces se puede pensar que el tener la verdad puede hacer buena a la persona. Cuando en realidad puede mostrar lo contrario, si la persona es por ejemplo intolerante, autoritaria o si simplemente esta de mal humor. Es altamente probable que utilice esta "verdad" para causar daño a la otra persona e incluso querrá justificar su actitud de indignación solo porque circunstancialmente la "verdad" esta o estaba de su lado. Y este tipo de actitudes se puede ver con mayor claridad en relaciones donde una de las dos partes tiene mayor jerarquía o rango como por ejemplo: Jefe - empleado, profesor - estudiantes, padres - hijos. Esto sucede porque muchas veces al estar en una posición con mayor autoridad que otro, esto hace creer a estas personas que tienen derecho de dar rienda suelta al mal carácter y a las malas emociones; entonces con casi un instinto de un animal depredador saltan sobre su presa sin compasión.
Pero también se puede ver en relaciones entre pares o incluso en interrelaciones ocasionales como fue en el caso del paciente y la recepcionista. En realidad el poseer verdad o la razón en una determinada situación puede poner a prueba nuestras emociones y actitudes hacia alguien que puede estar equivocado. Esta puede ser una de las mejores oportunidades en las que se puede demostrar nobleza, tolerancia y templanza; de ser así y si se actúa con estas características entonces es posible aprender una importante lección que es “el respeto para con el prójimo” en circunstancias en las cuales normalmente se puede tener la tendencia de gritar, agredir y además de justificar nuestra conducta con la razón o verdad circunstancial que se puede poseer. Recordemos que si queremos un mundo mejor el cambio debe comenzar con nosotros mismos.
Y recordemos que: “Cuando la verdad es expresada de mala manera, con palabras hirientes y/o con actitud altiva, entonces queda desvirtuada”.

“Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.”
 Gálatas 6:1

Escrito por: Walter Daniel Poppe Villa Larrea

Enero, 2015

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