sábado, 14 de octubre de 2017

No te burles de la vejez porque si tienes el privilegio de vivir navegarás en sus aguas

Por: Walter D. Poppe Villa.

 
Carlos un adolescente que estaba en secundaria, tenía la costumbre de ver la edad de quienes eran mayores que el cómo un defecto. Frecuentemente, miraba con desdén a personas que ya podían verse mayores para su criterio y si bien no era irrespetuoso de forma abierta con ellos, su conducta reflejaba la antipatía que sentía al respecto. Era tal vez esa antipatía la que hacía que Carlos sea indiferente con las personas mayores que alguna vez veía y necesitaban incluso una pequeña ayuda como ser ayudarles a subir a una movilidad de transporte público. 

Así fueron pasando los años y Carlos ya joven había profundizado aún más el desdén por la vejez. Constantemente se jactaba de lo fuerte y joven que era, pero al pasar más años empezó a darse cuenta que en su entorno empezaban a aparecer cada vez más personas jóvenes y fuertes que él. Empezó a notar que le dedicaba mucho más tiempo que antes a su apariencia para lucir tan joven y fuerte como era,  se preguntaba "¿Por qué?" pese al esfuerzo que hacía ya no lucía como antes. Unos pocos años más y empezó a notar que ya no era el centro de atención, nuevos centros de atención más jóvenes y fuertes que el habían surgido. También noto que contra su voluntad empezaron a nacer cabellos blancos en su cabeza. Carlos decidió luchar contra ellos, pero con el pasar del tiempo se dió cuenta que iba a ser una guerra perdida. Fue entonces que se dio cuenta de que se estaba convirtiendo en lo que el despreciaba y miraba con desdén. Él estaba inevitablemente envejeciendo.

La historia de Carlos es posible que se repita muy frecuentemente en la vida de muchas personas y de generación en generación. Carlos tuvo que aprender de la manera difícil que el no estaba exento de envejecer y es esta una realidad para todos sin excepción. Y de hecho no todos llegarán a la vejez lo que significa que tendrán un menor tiempo de vida en este planeta. Eso quiere decir que si alguien espera vivir mucho tiempo necesariamente tendrá que navegar por las aguas de la vejez y aceptar todo lo que implica estar en ella.
El mirar la vejez con desdén o menosprecio es despreciar y desvalorizar algo en lo que nos convertiremos si tenemos la posibilidad de vivir el tiempo suficiente. Lo que significa que debemos mirar con respeto y prudencia todas las etapas de muestra vida que nos tocará vivir. Esto nos prepara con anticipación para todos los cambios que vayamos sufriendo de forma progresiva y de esta manera comprender que cada etapa en la vida (niñez, adolescencia, juventud, adultez o vejez) y sus subdivisiones son de hecho nuevas e irrepetibles para cada persona. Está perspectiva nos permite vivir más agradecidos por cada día, ya que es verdad que cada día viene con su propio afán, pero también es cierto que cada día es nuevo e irrepetible. 

Una clave para no experimentar amargura en la etapa de la vejez es observar desde muy joven o niño que la tercera edad es una etapa nueva con nuevos desafíos y experiencias. Y que estando ya en ésta, es completamente posible seguir aprendiendo y experimentando nuevas cosas. De esta forma veremos que las cosas buenas siguen sucediendo en nuestro presente y futuro. Y que no sólo sucedían en el pasado. La experiencia, templanza y paciencia pueden ser desarrolladas a lo largo de todas las anteriores etapas si es que tenemos la predisposición e interés de desarrollarlas. Y que de hecho, aunque nuestro cuerpo esté más débil y delicado, nuestro espíritu y mente estará más fuerte que nunca. 

"La gloria de los jóvenes es su fuerza, Y la hermosura de los ancianos es su vejez."
Proverbios 20:29

Escrito por: Walter Daniel Poppe Villa L.
Octubre 2017

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